LA
NUBE 4 señala un pasaje fundamental dentro de
la obra de Mireya Baglietto, el de la estructura al concepto. Con el transcurso
del tiempo, la artista pudo montar la Super Nube de la serie de Nubes:
un dispositivo de percepción, de puesta en situación y de interacción.
El espacio, la perspectiva y la conducta constituyen los parámetros fundamentales
del recorrido psicosensorial que nos propone LA NUBE 4.
La
verificación práctica del funcionamiento de la obra, concreta -en el espíritu
de la autora- los elementos de una estrategia expresiva, el dispositivo
preciso que dio origen a un nuevo estilo. Después de muchos años de contacto,
que me permitieron seguir el desarrollo de su lenguaje de síntesis, tuve
la oportunidad de encontrarla esta vez, en Octubre de 1988 en Buenos Aires,
en un momento crucial de la plenitud de su visión. La relativización generalizada
del sistema expresivo, el espacio sin gravedad, la ruptura de la perspectiva
producida por el reflejo del espejo individual, el desequilibrio sensorial
y sus consecuencias sobre la conducta y la sensibilidad del público que
participa, desembocan en la apertura de un nuevo estilo.
LA
NUBE, como bien lo expresa Herminia Solari, es el punto culminante
de una búsqueda espacial que va de la tierra al cielo. LA NUBE 4 llevó a Mireya al cielo, a su propio cielo: una visión original de los
elementos en interacción con el ser humano. Lo que era un laboratorio
de la relatividad perceptiva se transformó en el principio de un dispositivo
del conocimiento. Ya no basta con mezclar las cartas del entendimiento
sensible y desorientar físicamente al espectador-actor para darle la oportunidad
de penetrar un poco dentro de su propio ser. Hoy la ambición de Mireya
Baglietto eleva un poco más el nivel, lo lleva a un viaje por el universo
elemental, y ella ya se está preparando para invitarnos al mundo de la
luz y también al de la afectividad orgánica. Va a intentar dar el gran
salto, el que va de lo relativo a lo absoluto, del descondicionamiento
polivalente a la toma de conciencia unitaria.
La
experiencia de LA NUBE, rica en miles y miles de reacciones del
público, se traduce en una exigencia aún mayor, en una forma superior
de estilo. La interactividad existencial sigue siendo, por supuesto, el
centro de su investigación. La evolución interna de Mireya Baglietto la
proyecta al futuro y la prepara para afrontar nuevas tecnologías y las
mutaciones biogenéticas de la nueva sociedad que predice la condición
posmoderna. En la actualidad no se habla más que de posmodernismo. Mireya
se calla. Trabaja en silencio y aislada de un medio cultural porteño aparentemente
indiferente. Los intelectuales profesionales no la conocen o fingen no
conocerla, el pueblo profundo, que participa en el recorrido psicosensorial
de sus Nubes, dice "SI" en forma masiva a su mensaje de poesía, de liberación
y de mutación de los datos del conocimiento sensorial. Vox populi vox
dei, el Dios del cielo de Mireya Baglietto es el futuro, el de la fe del
hombre en el seno de un nuevo dispositivo de producción existencial y planetario.
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